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Más de la mitad de los jóvenes creen que tendrán que irse de España para trabajar
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Más de la mitad de los jóvenes creen que tendrán que irse de España para trabajar

lunes 31 de octubre de 2016, 18:58h
Más de la mitad de los jóvenes de entre 16 y 29 años creen que tendrán que marcharse del país para encontrar trabajo en los próximos dos años, según el estudio 'Jóvenes y empleo, desde su propia mirada' de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

El trabajo pone de relieve que los jóvenes son uno de los colectivos que de forma más directa han sufrido y sufren los efectos de la crisis económica y que los que tienen entre los 20 y 29 años soportan una tasa de paro del 35,7%, además de precariedad y bajas remuneraciones.

Según informa la FAD en un comunicado, la investigación refleja que se trata de una situación que dura años y que ha provocado que casi la mitad de los jóvenes (45%) crean que tendrán menos oportunidades laborales que sus padres.

El trabajo analiza –a través de una encuesta personal a 2.013 jóvenes de 16 a 29 años- las expectativas, necesidades y deseos de los jóvenes en relación a su formación y a sus perspectivas de incorporación al mercado laboral.

El conjunto de los datos refleja una visión negativa de su futuro laboral: un 74%considera bastante o muy probable tener que trabajar de lo que sea, un 67% tener que depender económicamente de su familia y más de la mitad cree que deberá marcharse al extranjero para trabajar en los próximos dos años.

Aunque mayoritariamente se muestran dispuestos a esforzarse en conseguir escapar de un destino generacional bastante negativo mediante la formación, existe un grupo importante que parece haber asumido un horizonte desesperanzador para ellos: esperan poco del futuro, creen escasamente en sus posibilidades y aceptan resignados una perspectiva donde la inclusión laboral es de mera supervivencia.

Una de la conclusiones más importante del estudio, elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, sugiere que más allá de lo ya conocido de que la crisis ha afectado especialmente a los más vulnerables, el impacto negativo no sólo ha quebrado el presente sino que ha condicionado la base de las expectativas, la autoconfianza y los recursos de esos jóvenes más vulnerables.

De esta forma, las personas menos preparadas, las clases sociales con menos recursos, han sufrido una merma coyuntural en su calidad de vida y, sobre todo, más allá de eso, un cercenamiento en sus expectativas, que les condenan a la resignación, a la renuncia a superar la crisis, a una vida 'low cost'.

Confían en la formación

No obstante, el estudio indica que los jóvenes españoles siguen confiando de manera abrumadora en su formación como la mejor vía para encontrar trabajo: casi 3 de cada 4 entrevistados los consideran una herramienta útil de cara a su inserción laboral, siendo mayoría (54%) los que sostienen la versión más positiva. Son muchos menos en proporción los que declaran una confianza baja en el valor de los estudios como instrumento para encontrar empleo (14,4%) y, una parte muy poco significativa (6,5%), afirma que no servirán directamente para nada.

En cuanto al tipo de formación que consideran más útil, casi un 76% piensa que los estudios obligatorios no son útiles, por sí solos, para encontrar trabajo.

La suma de quienes creen que los estudios universitarios son útiles para sumarse al mundo laboral supera por poco el 62%. Los que piensan que solo es "regular" representan el 27,6%.

Con referencia a la razón más frecuente en la elección de estudios universitarios se refiere a la vocación (casi el 82%), una atribución utilitarista, para encontrar trabajo (38%); y en tercera posición, la influencia de los progenitores (18,6%).

Más del 50% de los entrevistados opinan que la actuación de las diferentes administraciones para favorecer el empleo es escasa, es que o no "hacen nada" o "hacen, pero poco" y si se suman que las medidas son insuficientes el 80% de jóvenes critican con mayor o menor dureza su papel. Además, el estudio ha detectado un claro déficit informativo sobre ayudas y programas públicos de formación para el empleo.

La difícil situación no parece haber mermado las exigencias de los jóvenes frente al trabajo, al menos en el plano ideal. La opción más deseada (44%) pasa por la expectativa de las mejores condiciones posibles (adecuación al perfil personal, buena remuneración, en el lugar de residencia). A considerable distancia aparecen minorías que renuncian a una u otra exigencia (en proporciones más o menos idénticas), o que incluso no piden más que tener un trabajo (11,1%), sin exigencia alguna.

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