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Trillo le muestra respeto, emoción y cariño a la Virgen del Campo

Trillo le muestra respeto, emoción y cariño a la Virgen del Campo

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:30h

Las dos procesiones, la nocturna de la víspera y la de ayer en el entorno de la Ermita fueron silenciosas, solemnes y llenas de sentimiento callado.

Trillo le muestra respeto, emoción y cariño a la Virgen del Campo

Trillo ha vivido dos días emocionantes, con la Virgen del Campo como protagonista, porque creyentes o no, todos los lugareños sienten algo muy especial por la patrona del pueblo. Un peñista, Gregorio Bodega, el pasado sábado, en las Barcas por el Tajo, lo resumía en una sola frase: "todo por nuestra Virgen del Campo". La víspera, ese mismo sentimiento que afloraba en los "estaribeles" se pudo palpar en las calles de Trillo durante la procesión nocturna que tradicionalmente sale a las nueve de la noche del día 7 de septiembre, el día anterior a la fiesta patronal. Cientos de fieles esperaron a la Señora que, iluminada, recorrió a hombros las calles de Trillo.

Sólo las piezas de la Banda de Música de Pastrana, magistralmente interpretadas, rompían el silencio y el respeto que se palpaba en el recorrido. Desde la Iglesia, la procesión empezaba por la calle Mayor para continuar por el callejón de San Blas hasta La Tajonada. Desde allí, por la Plazuela de la Vega, la imagen, siempre precedida por los músicos, enfiló la Plaza de la Vega y después las calles de San Bernardo y San Martín, para luego, cruzar el Puente sobre el Tajo, momento que ya es emotivo de por sí porque "simboliza que la Virgen pertenece a las dos orillas, a todo Trillo", explica Santiago Jiménez, párroco local.

Este año, además, cuando la Virgen del Campo volvía sobre sus pasos sobre el río, la tonadillera ciudadrealeña Laura García le cantó una salve, acompañada a la guitarra por Enrique Bustamante. A esa hora, las diez menos cuarto de la noche, en Trillo sólo se oía la voz de la cantante entonando el "Dios te salve María". Poco después la procesión retomó su marcha de vuelta a la Iglesia. La señora, encendida, componía bellas estampas con los muros blancos de las calles de Trillo al fondo. Ya en la Iglesia, la Virgen hizo una última parada, para escuchar una nueva salve, esta vez a capela, de Laura García. Mientras la cantaba, comenzaron a sonar las campanas, queriéndola acompañar. Nada más terminar, la Virgen del Campo entró de nuevo en la Iglesia, seguida de muchos trillanos, hombres y mujeres, que lloraban de emoción. Con la señora ya bajo techo, comenzó a descargar con fuerza una tormenta de verano, como si de alguna manera el astro se hubiera querido sumar con sus lágrimas al sentimiento.

La mañana de ayer, día de la Virgen del Campo en Trillo, comenzaba con la Misa en la Iglesia de la Asunción que se lleva a cabo para que todos aquellos que ya no se sienten con fuerzas para subir a la Ermita, que dista dos kilómetros del pueblo, puedan también celebrar este día en la cercanía de sus casas. Después, Los lugareños han llevado a hombros a la patrona del pueblo hasta su explanada, para que se celebrara allí la Misa campera. Comenzó a las 12:30 horas, con la presencia de siete sacerdotes trillanos. Solo han faltado dos, Antonio Sancho, que no ha podido estar presente en la celebración por enfermedad, y el misionero jesuita José María Guerrero, que ejerce su labor pastoral en Chile. El coro de la Iglesia volvía a acompañar la Misa con sus canciones. Las peñas, asociaciones y particulares hicieron sus ofrendas, que luego fueron subastadas.

Al término de la ceremonia, la Virgen salía de nuevo en procesión, esta vez por los alrededores de la Ermita. No faltaron costaleros, algunos ya de mucha edad que pidieron a sus nietos el sitio para agradecer con su esfuerzo a la señora el cumplimiento de alguna promesa.

Cuando terminó la procesión, se subastaron los palos para entrar a la Virgen a la Iglesia. El subastero fue Valentín Pérez, Tito, que hace ya unos años, tomó el relevo de Valentín padre, manteniendo así una tradición familiar. Como secretario, tomando buena nota de las ofertas, estuvo Juan Jesús Batanero. Valentín padre también fue protagonista, puesto que cuando la Señora estaba ya dentro de la Ermita, en su sitio, pidió el micrófono para recitarle una poesía. "Cuando mi hijo tuvo un accidente le prometí a la Virgen que si lo volvía a ver bien, le recitaría la poesía que me enseñó mi maestro cuando tenía ocho años, y hoy lo he cumplido", decía.

Felipe Gutiérrez Esquiró, ya octogenario, fue uno de los sacerdotes presentes. El también ejerce su labor en Chile, pero este año ha vuelto a Trillo para estar presente el día de la Virgen del Campo. Cuando le preguntaban por lo que significa para él la señora se señalaba los ojos. "Estoy llorando de emoción. Esta Ermita y esta imagen son la historia de mi vida. Aquí aprendí a vivir, a amar, a sufrir. Todo eso lo aprendí mirando a la Virgen. Cuando mi padre y yo nos quedábamos en el campo a dormir, por el trabajo, pasábamos a la ida y a la vuelta, para mirarla desde la rejilla que había en la puerta. No sé si podré volver algún año más en este día a verla. Mis lágrimas son de agradecimiento por todo lo que me ha dado".

Higinio Henche, de 92 años, era probablemente el trillano más mayor que había ayer en el lugar. Siguió la procesión sin necesidad de bastón, porque, pese a su edad, se conserva admirablemente. "Vengo todos los años, acompañado por mi familia, con la que tengo una gran alegría, me quieren mucho. Creo que la salud que tengo se la debo a la Señora", decía.

También Alicia Benito volvía este año a la Ermita, después de que el pasado, por un problema familiar, no pudiera hacerlo. "Volver con toda mi familia a la procesión de la Virgen del Campo ha sido muy emocionante para nosotros. Mi madre, que estaba enferma el año pasado, ha subido andando desde Trillo. Así que hoy le he pedido salud, para mi familia y para todos los trillanos", terminaba.

 

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