Me parece que la ex-ministra de Zapatero, la que organizó en Andalucía el tinglado de los eres para que no hubiera interferencia de las autoridades y así repartirlo sin control alguno, millones y millones de los que se han beneficiado, mayormente, los amiguetes del pesoe, los amiguetes del sindicato, los empresarios amiguetes que pasaban por caja, pues me parece que le espera un auténtico calvario. Si, un calvario judicial, un calvario de pena de telediario, un calvario de declaraciones por su pasado en Obras Públicas y deberá explicar por qué, durante su mandato, se pagaban las obras del AVE por encima de lo concursado.
Lo que habría que denunciar, y muy alto, es que Zapatero aceptó la recomendación de Chaves porque necesitaba a alguien en el ministerio que más dinero maneja en obras públicas especialista en ocultar, en ingeniería para escapar del control, como había realizado con éxito durante su trayectoria como directora general de Economía en la Junta de Andalucía.
Zapatero, con un juez Garzón domesticado por un presidente zalamero, ha hecho como todos los socialistas que han pasado por el Gobierno. Hacer trampas, como ellos sólo saben hacerlo, engañar a la ciudadanía y engordar el riñón para cuando dejara el poder. ¿O es que se imaginan que los empresarios y banqueros que han ganado miles y miles de millones no tienen pactado un por ciento en cuentas opacas para quienes tenían la llave del boletin oficial?
Sólo hay que esperar el goteo de casos que irán salpicado, con el tiempo, a todos los cargos socialistas. El último, Marcelino Iglesias, todo un martillo de herejes en el Senado, pidiendo explicaciones un día si y otro también por cualquier sospecha de corrupción en la bancada opuesta, que no en la propia claro. Pues a Marcelino le han pillado con el carrito del helado y deberá explicar donde guardó el millón de euros que le dio una empresa de Zaragoza para que desbloqueara un proyecto en La Muela. Si, la empresa que gracias a la gestión del entonces presidente de la comunidad autónoma, ganó miles de millones.
El problema es que siempre que esté en la mano de ciertos políticos que determinada empresa se adjudique un proyecto millonario, ese político se cree con derecho a su por ciento. Y el empresario de turno, la multinacional de turno, ya cuenta con un apartado para sobornos y el mecanismo para ocultar ese dinero. Lo han hecho toda la vida. Y lo seguirán haciendo.
Lo dicho. Nuestros políticos acceden al cargo en un Seat y salen con BMV, Mercedes, Audi, divorciados de sus respectivas y con nueva pareja. Ah, claro, y con ático en Marbella, claro.
Joaquín ABAB