Esta compañía pionera se basa en técnicas de impresión 3D para que cada teléfono se pueda personalizar de acuerdo a las necesidades del usuario, de tal manera que la carcasa delantera del “Smartphone” puede ser diseñada de dos a doce botones primarios. Así se consigue una personalización única, rápida, eficaz y, sobre todo, económica, tal y como ha apuntado su creador, Tom Sunderland.
“El teléfono se puede personalizar con dos o cuatro botones en Braille que están preprogramados para llamar a amigos, familiares, cuidadores o servicios de emergencia”, explicó Sunderland en una entrevista a la BBC.
Además, los invidentes que no lean braille tienen otra opción: imprimir en 3D teclados con botones cuyas letras y números vayan en relieve y de estas maneras, la compañía pretende facilitar la comunicación de los invidentes, quienes pueden estar más cerca de sus amigos y familiares gracias al nuevo teléfono.
El teléfono cuesta unos 100 dólares (73 euros aproximadamente) y de momento sólo se comercializa en Reino Unido.